El Papa Francisco ha concluido este miércoles sus catequesis sobre las bienaventuranzas,
que según indicó “proclama la alegría que viene de la persecución a
causa de la justicia. Esta bienaventuranza culmina un camino, que es el
que conduce de una vida según este mundo a la de Dios, de una vida
guiada por el egoísmo a la del Espíritu”.
Según enseñó el Santo Padre desde la Biblioteca Apostólica, “esta bienaventuranza anuncia la misma felicidad que la primera: el reino de los Cielos es de los perseguidos así como es de los pobres de espíritu; así comprendemos que hemos llegado al final de un recorrido unificado desarrollado en las proclamaciones anteriores”.
La "incomodidad" del testimonio cristiano
De este modo, afirmó que la vida según el mundo con sus ídolos, sus
compromisos y sus prioridades, no puede aprobar este tipo de
existencia. El testimonio cristiano puede ser molesto para muchos, se
convierte en una “incomodidad” a quienes tienen una mentalidad mundana y
esto puede llevar a la persecución. “Cuando aparece la santidad y
surge la vida de los hijos de Dios, en esa belleza hay algo incómodo que
exige una postura: o se cuestiona y se abre a la bondad o se rechaza
esa luz y se endurece el corazón, incluso hasta la oposición y el ensañamiento”, agregó.
El Papa especificó que “basta ver las persecuciones del siglo pasado de las dictaduras europeas: como se llega al ensañamiento contra los cristianos, contra el testimonio cristiano y contra la heroicidad de los cristianos”.
Según recoge Vatican News,
todo esto, precisó el Santo Padre, muestra que el drama de la
persecución es también el lugar de la liberación del sometimiento al
éxito, la vanagloria y los compromisos del mundo. Porque como dice el
Evangelio, ¿de qué sirve que un hombre gane el mundo entero y pierda su
vida?" (Mc 8, 36).
"Hay muchos cristianos que sufren persecución"
“Es doloroso recordar que, en este momento, hay muchos cristianos
que sufren persecución en varias partes del mundo, y debemos esperar y
rezar para que lo antes posible su tribulación se detenga. Son
muchos: los mártires de hoy, hay más mártires que en los primeros
siglos. Expresemos a estos hermanos y hermanas nuestra cercanía: somos
un solo cuerpo, y estos cristianos son los miembros sangrantes del
cuerpo de Cristo que es la Iglesia”, señaló.
Asimismo, el Pontífice advirtió sobre leer esta Bienaventuranza de una manera victimista, autocompasiva.
En efecto, no siempre el desprecio de los hombres es sinónimo de
persecución: justo después de que Jesús dice que los cristianos son la
"sal de la tierra", y advierte contra la "pérdida del sabor", de lo
contrario la sal "no sirve para otra cosa que para ser tirada y
pisoteada por los hombres" (Mt 5,13).
“Debemos ser fieles al camino humilde de las Bienaventuranzas, porque es eso lo que lleva a ser de Cristo y no del mundo. Vale la pena recordar el camino de San Pablo: cuando creía ser un justo, era de hecho un perseguidor,
pero cuando descubrió que era un perseguidor, se convirtió en un hombre
de amor, que afrontaba con gusto los sufrimientos de la persecución que
sufría”, agregó.
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