El arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, presidió esta tarde
la Eucaristía del tradicional Encuentro Diocesano de Niños, una cita
que se había iniciado en el Seminario Menor y que concluyó en la
catedral compostelana. Varios cientos de niños y niñas acudieron a este
encuentro que en esta ocasión sirvió para hacer efectivo un peculiar
“Sínodo de Niños”.
Tras los talleres y convivencia de la mañana en el Seminario Menor,
chicos y chicas, con sus padres y catequistas, se trasladaron a la
Catedral. Allí les esperaba D. Julián para escuchar su invocación al
Apóstol, en la que cinco niños resumieron las peticiones de los fieles
más pequeños de la Archidiócesis a su arzobispo.
En su respuesta, monseñor Barrio les agradeció su ofrenda al Apóstol y
les dijo que tenían que agradecer a Dios el don de la fe. Monseñor
Barrio comentó algunas de las peticiones que los niños le habían hecho
llegar por carta, como que las “misas no fueran tan largas”, que
“hubiera más excursiones”, o que “los curas estén alegres”, y aprovechó
para recordarles a Jesús como Buen Pastor.
El arzobispo indicó a los niños que contaba con ellos para llevar por
toda la Diócesis el mensaje de salvación de Jesús y les pidió que se
preguntara cada uno de ellos “qué puedo hacer yo por la Iglesia”.
El arzobispo también tuvo palabras de agradecimiento para los padres y
los catequistas. Al final de la Eucaristía funcionó el botafumeiro y en
la escalinata de Platerías, el arzobispo se fotografió con todos los
chavales.
Archicompostela