Testimonio: María del Rosario Corona, Presidenta de Vida Ascendente en la Archidiócesis

María del Rosario Corona es Presidenta de Vida Ascendente en la Archidiócesis. Nacida en Lisboa, reside en A Coruña. Viuda. Madre de 4 hijos. Química y Matemática de profesión. Profesora y traductora de español al portugués en los premios Nadal.

¿Qué opinas del Coronavirus?
Es un extraño virus; una especie de gripe que se ha acelerado, pero que no fue atajada a tiempo. A finales de enero, cuando fui a Roma para el Congreso de Mayores, ya circulaba el virus; la gente llevaba mascarillas. Me acompañaron dos feligresas de la parroquia coruñesa de El Carmen. En el encuentro con el Papa le invité: “Venga Vd al año santo de Santiago, Santidad”.  A mediados de febrero viajé a Madrid, al Congreso de laicos “Pueblo de Dios en salida”. El problema sanitario ya se estaba fraguando.

¿Te ha costado estar en casa? Por qué?
No me ha costado. La primera semana resultó extraña, pero tenía muchas cosas que hacer: preparar una charla en Santiago, las reuniones de las parroquias, un viaje a Madrid, etc. La segunda semana, sentí mucha inestabilidad emocional, porque no entendía el parón de actividad. Me convertía en ama de casa total, sin nadie que pueda venir a ayudarme. Por fortuna, me gustan las cosas de casa. Pero eso no era suficiente. No tenía ganas de leer ni escribir, cosa extraña, pues me gusta mucho, en circunstancias normales. Suelo escribir acerca de mi marido y de mí, con el fin de dejar ese pequeño legado de “historia” a mis nietos: cómo nos conocimos, qué rumbo seguimos, etc. Tras esas primeras fases, llegó la conformidad y la aceptación. Tengo una terraza desde la que veo el mar y eso me hace respirar; el pequeño capricho de una manzanilla en la terraza, me llena de gran paz y me lleva a agradecer cuanto he recibido en la vida.

Algo que te haya ayudado a sobrellevar mejor la rutina diaria.
Me ayuda Jesús. Da serenidad a mi vida. Desde mi viudez. Ahora lo siento más cerca en las fechas señaladas de Navidad o Semana Santa. También las video llamadas a los nietos  me llenan de alegría.

¿Qué lección podemos sacar de todo esto?
Me di cuenta de cosas: no deberíamos perdernos en cosas insignificantes. Por ejemplo, te parece que necesitas comprar mucha ropa, pero no  es cierto. Pero no descuido la ayuda a las personas que lo necesitan. Procuro hacerlo a través de Cáritas. Este tiempo me mueve a ser más sensible y colaboradora con quienes lo pasan mal.
Valoro más que nunca el haber encontrado a Jesús como el gran Amigo de mi vida. Y la importancia de los amigos. Ha sido un tiempo para acercarme a personas que estábamos, tal vez, un poco distanciadas. Ahora nos llamamos. Y procuro mantenerme cercana a las personas de mi grupo de Vida Ascendente. Es bueno que lo hagamos entre todos los integrantes, para cuidarnos mutuamente.

Unas palabritas para Dios
Le digo que le quiero. Que le tengo siempre presente en mi vida. Siempre lo he tenido.

Una dedicatoria para alguien
Para mi marido, Carlos; un amor que empezó con 17 años y terminó muy pronto. Ha dejado una profunda huella en sus hijos y en mí. Hoy puedo presumir de ellos; son estupendos gracias a su padre que siempre supo conducirlos muy bien. Le pido que me cuide desde el cielo. Desde allí, seguro que también mis padres me echan siempre una mano.

Un modo de servir a los demás sin salir de casa
Mediante el contacto telefónico. Con las personas de mis grupos, con mis amigas y con mi hermana. Nos contamos muchas cosas. Confieso que he tenido un poco de temor por una hija mía que vive en Madrid.

Un sueño para el futuro
Que todo volviese a como era antes. Pero creo que vamos a cambiar. Esto me afecta un poco. Creo que vamos a ser personas más conscientes y generosas, poniendo una sonrisa y brindando nuestra amistad. Estaría bien.
pastoralsantiago.es