El papa Francisco no se queda quieto. Lo sabemos. Apenas llegó de Colombia hace algunas semanas, el mismo día que pisó suelo romano visitó a la Virgen en Santa María Mayor y el miércoles siguiente fue directo a dar catequesis en la audiencia general en la plaza de San Pedro.

Observadores y testigos dicen que al Papa la gente le da energía. Así este viernes 22 de septiembre visitó la Fundación Lucía, un centro ubicado en Roma que se ocupa de rehabilitación de niños y adultos con problemas de movimiento y cognitivo.

El Papa tocó a la puerta y los pacientes sorprendidos no se esperaban que fuera el obispo vestido de blanco que preside los Ángelus del domingo por la televisión.

Ellos esperaban a un prelado cualquiera de la diócesis de Roma. Pero, ¿quien mejor que el mismo Sucesor de Pedro en persona?
Los pacientes que padecen de secuelas de derrames cerebrales, lecciones a la médula, Parkinson y Esclerosis múltiple han recibido la ‘caricia’ de Francisco esta tarde, en el ya conocido, viernes sorpresa de la Misericordia. 

Una cita que toma de sorpresa hasta a los periodistas más sagaces, cuando el Papa “de puntillas” y sin hacer tanto ruido va a realizar sus obras de caridad privadas.

Se trata de una tradición que inició con el Jubileo de la Misericordia, cuando el Sucesor de Pedro instó a los fieles a realizar las 7 obras espirituales y corporales a imitación del Buen Samaritano y del Buen Pastor.

Según la Oficina de Prensa de la Santa Sede, especialmente emocionante ha sido la visita del Papa a la sección de rehabilitación de los niños enfermos con patologías neurológicas.

Francisco, como ya demostró su buen humor cuando se golpeó el ojo y no perderse de ánimo en Cartagena, Colombia, vino con una gran sonrisa para bromear con los pequeños pacientes, que no se quedaron atrás y le siguieron el hilo del sano humor al Papa.

Además, ha dado coraje y ha intercambiado palabras de esperanza con los padres de los chicos y chicas, quienes asisten a una rehabilitación larga y complicada, y esperan con paciencia y dedicación la mejoría de sus hijos.

El Sucesor de Pedro ha querido además participar a los ejercicios físicos que ayudan a los niños a mejorar sus capacidades y su estabilidad motora.  Igual lo hizo al visitar la sección de los jóvenes (15-25 años) que sufren problemas físicos serios, muchos de ellos lesionados tras accidentes de tránsito.

“El Santo Padre quiere dar valentía a todos para que sigan los ejercicios físicos y subrayar cuánto sea importante tener confianza en el futuro y poner esperanza en la investigación científica”, asegura un comunicado de la Santa Sede.

Por último, el Papa se detuvo en la capilla de la Fundación y, sucesivamente, tomó de nuevo su auto para volver desapercibido a Casa de Santa Marta, su residencia, donde vive en el Vaticano.
Aleteia
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