La compasión es una virtud que nos hace más humanos, capaces de
edificar buenas relaciones y serenidad en el alma. Al compadecernos
legitimamos el dolor del otro y entendemos sus reacciones. Sentir
el dolor ajeno es crear energías empáticas de amor y comprensión. Sin
embargo, el poder de la compasión va mucho más allá de sufrir juntos,
representa esencialmente la voluntad de ser útil, o sea, se enfoca en la
solución. Por eso, quien tiene compasión es capaz de transformar
situaciones malas en benéficas.
Considera algunos consejos para desarrollar esa virtud:
1. Percibe al otro
Empieza un proceso de observar más a las personas que te rodean,
intenta entender su forma de reaccionar ante las situaciones que se les
presentan.
Utiliza los acontecimientos cotidianos para desarrollar esa fuerza
interior que propiciará mayor sensibilidad en relación con los que
tienes alrededor. Los pequeños actos de donación proporcionan tal
satisfacción, que te sentirás motivado a aumentarlos.
2. Sal de tu urna
Todas las personas tienen su propia carga de dolor y dificultad y, si
sigues el primer consejo, llegarás a la conclusión de que ni de lejos
eres la única persona que necesita que le hagan caso. Deja de
concentrarte solo en tu propio dolor y haz que la piedad despierte tus
mejores sentimientos. Nadie es víctima, todos desean mejorar sus
opciones y encontrar la felicidad, aunque no sepan cómo hacerlo. Pensar
así hará que sientas más disponibilidad de ser útil y ayudar.
3. Desarrolla la empatía
Procura entender a las personas bajo la óptica de ellas, lo que ellas
sienten a partir de los conceptos y valores que poseen. No anticipes
conclusiones basadas en tu contexto de vida. No hagas juicios banales y
concéntrate en lo que sí puedes hacer. Comprendiendo la situación de la
forma como el otro ve, tendrás más claro lo que puedes hacer para ser
útil.
4. Sé tolerante y paciente
Ten buena disposición para ayudar a los demás lo más que puedas. Sé
tolerante y ten comprensión, principalmente hacia las personas difíciles
e ingratas. Recuerda que no es por lo que hacen, sino por cómo te
sentirás ante tus propias acciones.
5. Reconoce a tus semejantes
La compasión esencialmente es reconocer que somos todos seres
humanos, con aspiraciones y necesidades. Nos necesitamos unos a otros
para evolucionar, motivar y superar nuestras dificultades.
La constatación de esa verdad facilita la empatía y las relaciones.
Es de gran importancia reflexionar sobre el altruismo universal y
nuestro grado de responsabilidad en el bien común. Esa noción de
universalidad es la que promueve el deseo de ayudar a los demás a
superar sus problemas y la satisfacción íntima de haber cumplido con
nuestro deber como seres humanos.
Suely Buriasco
Aleteia